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MANANTIALES Y CAMINOS

ANDAR

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ANDAR

 

Caminar, caminar y caminar...

 

Él había decidido no detenerse por nada, con ese tipo de convencimiento que nace y perdura cuajado en las ilusiones y los sueños infantiles, esos que te hacen versar con toda la convicción del mundo “quiero ser astronauta”, “quiero ser doctor” o “quiero ser dibujante”.

 

Anacrónico según muchos, descabellado según otros, IMPOSIBLE si se miraba desde el ojo lógico que implica un sistema económico imperante, un sistema político ahorcante y un sistema social con tijeras en mano de fabricación en masa.

 

¿Qué podría tener de dificultoso? Tomar un par de  jeans y un par de polos, un cuaderno vacío y aquel lapicero que recibiera de regalo en su cumpleaños, las palabras que hubiera aprendido a decir entre amigos y comenzar a andar, un poco, sólo un poco; por las primeras dos cuadras que separaban su casa del primer lugar en el que  había decidido detenerse.

 

Bajó la mochila. Entró en el recinto y dijo... “soy un caminante, vengo a dejar un poco de lo que visto y oido ¿me deja entrar?”

 

Coriendo el riesgo de ser reconocido por el hijo del vecino de la esquina comenzó diciendo:

 

“La vida es un riesgo constante, riesgo que hay que tomar sin huir del miedo y de las ganas de llorar. La vida es creer que las ilusiones perduran en la mirada esperando ser rescatadas en el momento más adecuado. La vida, es un camino, que yo recién comienzo a andar... ¿vienen conmigo?”

Walter

28 de marzo 2009

5:30 PM

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